Brooke
Bronkowski era una hermosa joven de catorce años que estaba enamorada de Jesús.
Cuando estaba en la secundaria, comenzó un grupo de estudio bíblico en su
instituto. Empleaba el dinero que ganaba cuidando niños en Biblias para poder regalárselas
a sus amigos que no eran salvos. Unos pastores de jóvenes que se enteraron de
eso, le llevaron cajas de Biblias para que las regalase. Brooke escribió el
siguiente ensayo cuando tenía unos doce años; le dará una idea del tipo de
muchacha que era.
"YA QUE TENGO MI
VIDA
DELANTE DE MÍ"
por
Brooke 'Bronkowski
Viviré
mi vida al máximo. Seré feliz. Brillaré. Estaré
más
gozosa de lo que haya estado nunca. Seré amable
con
los demás. Me soltaré. Les hablaré a otros sobre
Cristo.
Emprenderé aventuras y cambiaré el mundo.
Ser!
valiente y no cambiaré quién soy realmente. No
tendré
problemas sino, en cambio, ayudaré a otros con
sus
problemas.
Ser!
una de esas personas que viven para hacer
historia
a· una edad temprana. Ah, tendré momentos
buenos
y malos, pero eliminaré lo malo y sólo recordaré
lo
bueno. De hecho, eso es lo único que recuerdo:
buenos
momentos, nada en medio, simplemente vivir
mi
vida al máximo. Seré una de esas personas que van
a
algún lugar con una misión, un plan increíble, con
un
plan que transforme el mundo, y nada me retendré.
Estableceré
un ejemplo para otros, oraré por dirección.
Tengo
mi vida delante de mí. Les daré a otros el
gozo
que tengo, y Dios me dará más gozo. Haré todo
lo
que Dios me diga que haga. Seguiré las huellas de
Dios.
¡Haré todo lo que pueda!
Durante
su primer año en secundaria, Brooke sufrió un accidente de tránsito mientras se
dirigía al cine. Su vida en la tierra terminó cuando ella tenía solamente
catorce años, pero no así su impacto. Casi mil quinientas personas asistieron
al funeral de Brooke. Personas de su instituto público leyeron poemas que ella
había escrito sobre su amor a Dios. Todos hablaron de su ejemplo y su gozo.
Los
decanos regalaron una Biblia a cada uno de ellos. Eran Biblias que Brooke había
guardado en su garaje, esperando regalarlas a todos sus amigos no salvos. En un
día, Brooke guió a más personas al Señor de las que la mayoría guiará.
En
sus breves catorce años en la tierra, Brooke fue fiel a Cristo. Su corta vida
no fue desperdiciada. Las palabras de su ensayo parecen proféticas: "Seré una de esas personas que viven para
hacer historia a una edad temprana".
Todos
nos hemos sorprendido al oír o ver a alguien a quien conocemos abandonar esta
vida. Aun mientras esté leyendo esto, probablemente haya rostros y nombres que
le vengan al pensamiento. Es bueno pensar en esas personas en su vida, y también
es bueno pensar en la muerte. Como escribió el autor de Eclesiastés: " Mejor
es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin
de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón. " (7:2).
Las historias de personas que murieron después de haber vivido vidas entregadas
son historias con finales felices.
Tristemente,
muchas personas mueren mientras viven egoístamente. Sus funerales están llenos
de individuos que exageran la verdad, a fin de crear una semblanza de una vida
significativa. Nadie se atrevería a decir palabras desagradables en el funeral;
existe la obligación silenciosa de pensar en algo amable que decir de la
persona que ha muerto. Pero a veces, secretamente pensamos lo mismo: realmente
no era una gran persona.
Lo
cierto es que algunas personas desperdician su vida. No lo digo con la intención
de golpear a quienes ya no están, sino más bien para advertir a quienes están
vivos.
La
iglesia en Sardis tenía una estupenda reputación, pero eso no importaba. Jesús
le dijo: " Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás
muerto. " (Apocalipsis 3:1). Lo único que importa es
la realidad de quiénes somos delante de Dios.
“la obra de cada uno se hará manifiesta;
porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada
uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que
sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá
pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.”- 1ª Corintios 3:13-15
Quizá
eso suene duro, pero las palabras duras y la amorosa verdad con frecuencia van
de la mano.
Creo
que es fácil oír una historia como la de Brooke y sencillamente seguir
adelante, sin reconocer que igualmente podría ser usted, o yo, o mi esposa, o
su hermano, cuya vida terminase de repente. Podría ser usted la siguiente
persona de su familia en morir. Yo podría ser la siguiente persona de mi
iglesia en morir.
Tenemos
que comprenderlo. Tenemos que creerlo lo bastante para que cambie nuestro modo
de vivir.
Amigos,
necesitamos dejar de vivir vidas egoístas, olvidándonos de nuestro Dios.
Nuestras vidas aquí son cortas, con frecuencia inesperadamente breves, y todos
podemos soportar que nos lo recuerden de vez en cuando. Por eso escribí este capítulo,
para ayudarnos a recordar que, en la película de la vida, nada importa excepto
nuestro Rey y Dios.
No
se permita a usted mismo olvidar. Empápese y siga recordando que es cierto. Él
lo es todo.
Fragmento
extraído del libro: “Loco Amor” de Francis Chan.