Cómo
desenmascarar un corazón orgulloso
De todos los pecados enumerados en la Palabra de
Dios, el orgullo es el más destructivo. Otros pecados pueden reflejar una
necesidad insatisfecha de nuestra vida, pero el orgullo es la raíz de la mayoría
de nuestros pensamientos y acciones pecaminosas.
Lo cierto es que cuando uno está envuelto en
orgullo, rara vez tiene en cuenta a Dios. Más bien, el corazón del orgulloso
está determinado a realizar sus metas y deseos.
El orgullo grita: “No necesito a nadie
ni a nada, en especial a Dios, porque puedo arreglármelas solo.” Nadie
es autosuficiente. Nos necesitamos los unos a los otros. Dios nos creó
de esa manera porque no quiere que vivamos aislados de otros y menos de Él
mismo, en una comunión verdadera y piadosa.
En algunos casos de orgullo pueden enmascararse
ciertas inseguridades de la persona. Sus inseguridades pueden decirle a usted
que no necesita un buen servicio, una buena amistad, un buen acercamiento a
Dios mismo. Eso le conducirá a usted, a pensar posterior mente que no es
merecedor del trato que usted mismo buscó, eso concluirá con un circulo
vicioso, y gatillando orgullo a grandes rasgos en su vida, ¿Comprende?
La única forma de terminar con el orgullo es admitir
que hay un problema y que hay que hallarle solución.
Para
Satanás, el orgullo es su mina favorita. Y antes de lo que imaginamos, nos
sentimos tentados a pensar: “mira lo que he logrado, mira cómo
he hecho esto, qué bueno soy haciéndolo.”Cuando nuestros
pensamientos siguen este esquema, cedemos ante este antiguo engaño: el orgullo.
El orgullo basado en los valores del mundo siempre
engendra la competencia, que lleva a la división y la contienda. Puede que
usted terminé siendo el número uno en alguna categoría ¡eso sería fantástico!
Pero si usted, termina siendo segundo, tercero,
ultimo, ¿Seguirá sintiendo lo mismo, aun si usted se ha esforzado lo
mejor que pudo? El orgullo le dirá que es un perdedor, pero Dios le dice: “Si
lo hiciste para mi gloria, eres más que victorioso ante mis ojos.”
Busca hacer todo de la mejor forma posible de
acuerdo a los caminos de Dios y sus principios que le dan un objetivo para su
vida y antes de lo que imaginas, tu corazón comenzará a reflejar la bondad y
humildad de Dios a los que le rodean y sabrás de verdad lo que significa el
real éxito, el éxito piadoso.
El apóstol Pedro nos dice: “Humillaos, pues, bajo la
poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo” (1ª Pedro
5:6) El tiempo es en extremo importante para Dios, el sabe cuando hemos
superado el orgullo y estamos listos para recibir su bondad que tiene preparada
para nosotros.
Cómo en lo que se refiere al orgullo, el rey
Nabucodonozor, al igual que el rey Uzías, es un ejemplo sobresaliente. Desechó
por completo las palabras de Dios y su advertencia (Daniel 4) El Señor le había hablado a través de su sueño y le
predijo su inminente caída. El profeta Daniel le interpretó el sueño, si no
“redimía” sus pecados y “hacía misericordia”, experimentaría una seria
humillación (ver. 27) Pero él se
aferró a su orgullo. Incluso dijo: “¿No es ésta la gran Babilonia que yo
edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi
majestad?” (ver. 30)
Muchas veces cedemos al pecado y pensamos: “Eso no
tuvo importancia.” Pero, el orgullo siempre traerá consecuencias.
¿Qué
consecuencias tendrá el orgullo en mi vida?
Consecuente con
Su naturaleza, Dios le dio oportunidad al Rey Nabucodonozor para
arrepentirse y apartarse el orgullo. El rey no estaba interesado en agradar a
Dios, todo lo contrario, él estaba dedicado por completo a agradarse a sí
mismo.
El rey Nabucodonozor se volvió más orgulloso cada
día, hasta que su corazón se enfrió para las cosas de Dios. Al cabo de un año,
Dios hizo exactamente lo que había dicho que haría:
a.
Permitió
que el rey sufriera una bancarrota emocional
b.
Permitió
que el rey sufriera una bancarrota mental
c.
Permitió
que el rey sufriera una bancarrota física
Los resultados del orgullo que vemos en la vida de
él fue:
1.
El orgullo impide nuestra Comunión con Dios.
Dios nos dice en su palabra que no podemos servir a
dos señores. No podemos serle leales a Él y ser ego centristas y siervos de
nosotros mismo. Solo hay una Persona que merece toda nuestra alabanza, y ese es
Jesucristo.
Si usted está más interesado en vivir la vida a su
manera que en agradar a Dios, entonces, está enredado en el orgullo y Dios
tendrá que quitarlo.
2.
El orgullo conduce a la ruptura en las relaciones
con los demás.
Nos impide amar y ocuparnos en los que están a
nuestro alrededor. En vez de pensar en lo que `pueden hacer para ayudar y
servir a los demás, los individuos orgullosos solo piensan en cómo pueden
beneficiarse de una relación.
Es difícil estar cerca de alguien que siempre busca
ser el centro de atención. Si usted quiere de veras eliminar el orgullo de su
vida, pida a Dios que le muestre cómo puede servir a otra persona.
Quite el pensamiento de alabanza de usted mismo y
póngalo en el Señor o incluso en alguien que le haya dado apoyo y aliento.
Desde la perspectiva de Dios, lo cierto es que nadie
es mejor o más grande que alguien más, todos son iguales ante Dios y él no hace
acepción de personas. Todos estamos en
la misma posición en el cielo.
3.
El orgullo bloquea las bendiciones de Dios y a
menudo nos hace perder nuestra recompensa.
Imagínese toda la bondad que Dios tiene reservada
para usted. Es más de lo que puede entender.
Dios nos dice: “Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas.” (Mateo 6:33).
Si usted escoge seguir su propio camino con sus
propias fuerzas, se perderá las bendiciones que Dios tiene para su disfrute.
Usted puede pensar: “pero debo lograr ese objetivo. Necesito ser el presidente o
vicepresidente. Si no, soy un fracasado.” La verdad es que si se conecta con
la voluntad de Dios para su vida, todos los éxitos que este mundo le puede
ofrecer ni siquiera se acercarán al éxito que Dios tiene para usted.
Las bendiciones de Dios dan una sensación de
realización y paz que nunca podrá alcanzar por su cuenta. Su llamamiento es
para usted que sea fiel en lo que Él le ha encomendado.
4.
El orgullo disminuye la plenitud de las relaciones
con Él.
El orgullo oscurece nuestro corazón a la luz de la
verdad de Dios y nos impide experimentar el gozo y la esperanza que producen
una vida libre por completo en Él.
El
orgullo ata nuestros corazones a ambiciones y deseos mundanos, pero en realidad
resultamos atados a las mentiras de Satanás y sus limitaciones terrenales, en
especial si creemos en que debemos tener o ser más para ser felices.
Sin embargo, cuando entregamos con
gozo nuestro derecho a vivir la vida según nuestros propios deseos con tal de conocer a Cristo y hacer que otras
personas le conozcan, la tendencia a ser orgullosos disminuye.
5.
El orgullo reduce nuestra efectividad como líderes.
Ya sea usted el líder de unas pocas personas, un
líder en la Iglesia, de la Escuela dominical, de una organización grande, el
orgullo le impedirá ser un líder efectivo. ¿Sabes por qué? La gente quiere
seguir a alguien en quién puede confiar, pero los líderes orgullosos están
centrados en lo que pueden obtener.
a.
El
orgullo prepara las condiciones para errores tontos como hijos y como
potenciales líderes ante este mundo perdido entre las tinieblas.
i.
La
persona orgullosa no buscará pedir consejo ni sabiduría de otras personas que
nos pueden ayudar.
b.
También,
el orgulloso rescinde de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.
i.
Cuando
nos volvemos orgullosos, el discernimiento de Dios en nuestra vida se apagará.
c.
El
orgullo engendrará la falta de oración en la persona.
d.
El
orgullo hará poner énfasis en el ego más que en Dios.
Dios odia o detesta el orgullo, porque traslada la
gloria de Él a nosotros, y no somos los que necesitamos ser honrados. ¿Está
bien que digamos “gracias” por los premios y halagos que recibamos? ¡Por supuesto que sí! Dios nos creó para que
fuésemos exitosos y nos está entrenando para que reinemos un día con él.
Pidámosle a Dios que nos dé un corazón humilde y agradecido. Busque oportunidades
para alabarle y honrarle por las bondades y misericordias que le ha otorgado.
1.
Reconozca
que el orgullo está destruyendo de a poco su vida.
2.
Pídale
a Dios que le perdone por ser orgulloso.
La mina del orgullo es una de las armas más
mortíferas de Satanás, la pregunta es, ¿serás tú un caído por el ataque de
Satanás?
Estimados hermanos en Cristo:
ResponderBorrarAgradecemos al Señor por tan buen material publicado permanentemente.
Un abrazo y sin duda recomendaremos vuestro blog en http://recursosbiblicos.org
Muchas bendiciones