El
Rencor o falta de perdón.
Seguramente, alguien ya le ha herido, y usted no
puede sacarse de su corazón los sentimientos de pena que llenan su corazón. Y
no tengo que conocerle para saber que usted va a tener o tiene ahora esas
luchas contra el rencor y la depresión. Cuando usted ha sido herido, ¿Cómo
maneja sus emociones? Su primera reacción pueden ser la incredulidad y la
conmoción, e incluso el sentimiento que siempre está latente de venganza y
desquite que pueden ser muy nocivos, creando una raíz de amargura dentro de
usted. Antes que las emociones estallen y alguien termine muy mal herido,
debemos poner freno a tales sentimientos.
El perdón o la negación al perdón, sin duda, es una
de las luchas más agotadoras que podemos enfrentar. Algunas personas no quieren
(aunque ellos dicen que no pueden) superar las heridas que han sufrido.
La mina del rencor no es como las demás minas que
hemos estudiado. Explota, pero la devastación no es inmediata. Hay un “tic tac”
dentro de sus emociones. Se siente herido, decepcionado o airado, pero puede
negarlo si echa a un lado esos deseos. Cuando con el pasar del tiempo, usted
re-examina la herida usted se aferra a ella sin darse cuenta. Y mientras más se aferre a no perdonar a su
ofensor, seguirá atado a ellos por la ira y el resentimiento experimentado.
Usted no está libre, usted está atado a lo emocional y lo espiritual de este
pecado.
Cuando permitimos que el rencor controle nuestras
vidas, no podemos llegar a ser las personas que Dios quiere que seamos cuando
nos creó con ese propósito específico. El apóstol Pablo nos amonesta diciendo:
“Y
no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el
día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y
maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a
vosotros en Cristo.” (Efesios 4:30-32)
¿Cómo puedo desactivar la mina
del rencor en mi vida?
1.
Escoja despojarse de todo resentimiento.
a.
No
importa lo que otros hayan hecho.
i.
El perdón significa no alimentar sentimientos
de ira contra los que nos han hecho daño.
2.
Renuncie a su derecho de desquitarse.
a.
Con
frecuencia he oído a la gente decir: “tengo derecho a estar furioso. ¡deberías
haber oído lo que me dijo!” o “no sabes los que hizo. Estoy furioso y no voy a
cambiar con respecto a eso.”
b.
Debemos
recordar siempre que no tenemos derecho a lo concerniente al perdón y la obediencia
a Dios.
i.
Perdonamos
porque Él nos manda a que perdonemos.
ii.
Eso
no significa que lo que le hayan hecho esté bien. Dios no dejará escapar a la
persona que le ha hecho daño a usted.
iii.
Usted
perdonará, porque eso es lo que Él desea que haga.
c.
Un
espíritu rencoroso es atado al ofensor.
d.
En
la cruz, Jesús oró para que el Padre celestial perdonara a los mismos hombres
que lo habían crucificado. No esperó que ellos dijeran: “hemos cometido un error terrible.” Él sabía que eso no iba a
ocurrir. Incluso en su hora más negra estuvo dispuesto a ponerlos en libertad y
se convirtió en el reflejo incondicional del amor de Dios para cada uno.
3.
Permita que Dios trate con la persona que lo ha
herido o maltratado.
a.
Perdone,
porque esa es la voluntad de Dios para usted. Después entregue a la persona a
Él.
b.
Demasiadas
personas pasan su vida pensando en cómo vengarse o dañar a personas que antes
las ofendieron o maltrataron. Son simplemente bombas que esperan tiempo para
poder estallar y destruir a su objetivo.
c.
Cuando
uno se centra en los quebrantos pasados, seguirán ocupando un espacio
importante en su corazón y ello le llevará a perder las bendiciones de Dios
para sí.
d.
Perdone
y si es necesario, luego ponga límites saludables. Puede que nunca más vea a la
persona que le hirió.
i.
si usted decide dar este paso debe hacerlo
después de haber orado mucho con respecto al tema y después de buscar el
consejo piadoso de su pastor o líder espiritual.
e.
A
veces creemos que hemos perdonado, pero no es cierto. Porque continuamos
pensando en lo que nos hicieron, eso no es perdón genuino. Debemos despojarnos
de todo sentimiento de rencor, incluso debemos decidir no traerlo más a nuestra
mente.
f.
Pablo
nos insta a:
“No
paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si
es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.
No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios;
porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si
tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues
haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de
lo malo, sino vence con el bien el mal.”
(Romanos 12:17-21)
4. Busque la paz
que produce perdón.
a.
Una de las
cosas más importantes que puede hacer usted, es perdonar a su ofensor.
b.
Dios está
decidido a sacar una bien de aquella situación desesperada. Ninguno de nosotros
sabe realmente cómo Dios puede usar si estamos verdaderamente a su disposición.
(Santiago 4:7,8, 10)
c.
Dios nos manda
a perdonar como él nos ha perdonado a nosotros. Esto nos llevará a un
sentimiento de paz verdadero en nuestro corazón al tener en mente que somos
deudores de una deuda mucho mayor y que fuimos perdonados por nuestra ofensa a
un Dios infinitamente santo. (Romanos
8:1)
Dios tiene un plan paso a
paso para el perdón:
1. Levante su
cabeza y su corazón hacia Él.
a)
Busque su
protección y comprensión ante sus circunstancias.
b)
Dios sabe el
dolor que usted está sufriendo. Él sabe cuando alguien le ha hecho algo para
herirle, y una de las mayores promesas que usted puede proclamar se encuentra
en Jeremías 29:11- “Porque yo sé los pensamientos que tengo
acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros
el fin que esperáis.”
2. Ore por la
persona que le ha ofendido.
a)
Al principio
puede ser difícil, pero es la forma más rápida de desactivar la mina del
rencor, y eso solo es mediante la oración y sumisión a Dios.
b)
Si usted pelea
sus batallas de rodillas, Dios moverá cielo y tierra a su favor.
c)
“Seguid la paz
con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea
que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura,
os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.” (Hebreos 12:14-15).
3. El perdón es
esencial antes de nuestra adoración a Dios.
a)
Usted puede
aprender a tratar de la forma correcta ante el rencor:
i.
El Señor
Jesucristo nos instó a: “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te
acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante
del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y
presenta tu ofrenda.” (Mateo 5:23-24)
ii.
Debemos
resolver el rencor con una reconciliación piadosa.
iii.
Tome en serio
el perdón admitiendo que usted tiene un problema: la falta de perdón.
iv.
No podemos
tener sentimientos oscuros y vivir piadosamente y saludables para adorar a
Dios.
v.
Asuma a su vez
las responsabilidades de sus acciones.
b)
Confíe en él,
eso es parte de su adoración.
i.
El salmista
dice: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre
caído al justo.” (Salmo 55:22)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario