“Y mientras
sembraba, parte de la semilla cayó junto
al camino; y vinieron las aves y la
comieron” (Mateo 13:4)
Los
campos de Palestina no tenían cercas, sus límites eran estrechos caminos y el
método de siembra al voleo, hacia que algunas semillas cayeran en los caminos.
Este terreno estaba pisoteado, prensado, sin cultivar. El pisado continúo de
los pies de los viajeros, junto con el clima seco, hacía que el suelo fuera tan
compacto como si estuviera pavimentado. Cualquier semilla que el sembrador
lanzara no podía penetrar en la tierra y permanecía allí hasta que las aves se
la comieran.
“Cuando alguno oye la
palabra del reino y no la entiende,
viene el malo, y arrebata lo que
fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.”
(Mateo 13:19)
El
terreno junto al camino muestra el oidor endurecido que no responde. Es alguien
a quien el Antiguo Testamento llamaría de “dura cerviz”. Es alguien que está
desinteresado, desatento, indiferente, negligente y frecuentemente hostil. No
quiere tener nada que ver con el evangelio; al contrario, lo rechaza.
¿Es así el tuyo? |
Satanás
es representado por las aves, revoloteando por encima del suelo endurecido,
ansioso de arrebatar la semilla tan pronto cae en tierra. Lucas 8: 12 muestra
el significado de forma indiscutible: “viene el diablo y quita la palabra de
sus corazones, para que no crean y sean salvos”.
El
corazón humano puede resultar tan
machacado y endurecido por el
tráfico del pecado que llega a ser totalmente insensible al evangelio. Este
es el corazón que no conoce el arrepentimiento, no siente tristeza ni culpa por
el pecado, y no tiene interés por las cosas de Dios. Se deja pisotear por toda
clase de pensamientos malignos, pecados favoritos y actividades impías. No se
interesa por obrar mal y es duro e indiferente con los demás.
Este
es el corazón del necio descrito en Proverbios. El necio odia el conocimiento y
se resiste a la instrucción. Desprecia la sabiduría y dice en su corazón que no
hay Dios. No escucha, su mente está cerrada. No quiere que le molesten con una
invitación a conocer a Cristo. No significa necesariamente un corazón antirreligioso,
pues pueden estar engañados por falsas doctrinas, lo que los mantiene al margen
del verdadero evangelio. Son totalmente improductivos y no responden a Dios.
Están muy cerca de la verdad, de la buena tierra, reciben puñados de semilla,
pero no germina en sus vidas.
Existen
muchos corazones así, son llenados de semilla, pero no penetra y Satanás la
arrebata. Cada vez que se trata de dar testimonio a una persona así, hay que
empezar desde el principio.
Sin
duda, corazones así encontraremos siempre pero debemos asegurarnos en meditar y
hacernos la pregunta de cómo está nuestro corazón: Si no conoces a Dios,
probablemente se encuentre tu corazón como el de la descripción de arriba; pero
si ya lo conoces, debemos asegurarnos en tener un corazón ardiendo por Dios y
por lo que Él ama, mostrando esas virtudes a todos y comentándoles y
enseñándoles de Dios.
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