domingo, 4 de agosto de 2013

Un Corazón Endurecido

“Y mientras sembraba,  parte de la semilla cayó junto al camino;  y vinieron las aves y la comieron” (Mateo 13:4)

Los campos de Palestina no tenían cercas, sus límites eran estrechos caminos y el método de siembra al voleo, hacia que algunas semillas cayeran en los caminos. Este terreno estaba pisoteado, prensado, sin cultivar. El pisado continúo de los pies de los viajeros, junto con el clima seco, hacía que el suelo fuera tan compacto como si estuviera pavimentado. Cualquier semilla que el sembrador lanzara no podía penetrar en la tierra y permanecía allí hasta que las aves se la comieran.

“Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende,  viene el malo,  y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.” (Mateo 13:19)

El terreno junto al camino muestra el oidor endurecido que no responde. Es alguien a quien el Antiguo Testamento llamaría de “dura cerviz”. Es alguien que está desinteresado, desatento, indiferente, negligente y frecuentemente hostil. No quiere tener nada que ver con el evangelio; al contrario, lo rechaza.

¿Es así el tuyo? 
Satanás es representado por las aves, revoloteando por encima del suelo endurecido, ansioso de arrebatar la semilla tan pronto cae en tierra. Lucas 8: 12 muestra el significado de forma indiscutible: “viene el diablo y quita la palabra de sus corazones, para que no crean y sean salvos”.

El corazón humano puede resultar tan machacado y endurecido por el tráfico del pecado que llega a ser totalmente insensible al evangelio. Este es el corazón que no conoce el arrepentimiento, no siente tristeza ni culpa por el pecado, y no tiene interés por las cosas de Dios. Se deja pisotear por toda clase de pensamientos malignos, pecados favoritos y actividades impías. No se interesa por obrar mal y es duro e indiferente con los demás.

Este es el corazón del necio descrito en Proverbios. El necio odia el conocimiento y se resiste a la instrucción. Desprecia la sabiduría y dice en su corazón que no hay Dios. No escucha, su mente está cerrada. No quiere que le molesten con una invitación a conocer a Cristo. No significa necesariamente un corazón antirreligioso, pues pueden estar engañados por falsas doctrinas, lo que los mantiene al margen del verdadero evangelio. Son totalmente improductivos y no responden a Dios. Están muy cerca de la verdad, de la buena tierra, reciben puñados de semilla, pero no germina en sus vidas.

Existen muchos corazones así, son llenados de semilla, pero no penetra y Satanás la arrebata. Cada vez que se trata de dar testimonio a una persona así, hay que empezar desde el principio.

Sin duda, corazones así encontraremos siempre pero debemos asegurarnos en meditar y hacernos la pregunta de cómo está nuestro corazón: Si no conoces a Dios, probablemente se encuentre tu corazón como el de la descripción de arriba; pero si ya lo conoces, debemos asegurarnos en tener un corazón ardiendo por Dios y por lo que Él ama, mostrando esas virtudes a todos y comentándoles y enseñándoles de Dios. 

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